Mil ladrillos en busca de autor
- Cultural y Artística
- 25 nov 2019
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El ladrillo se ha colado en la obra de los artistas de manera persistente desde los años 70. Sol Lewitt registró con su cámara el mismo muro a distintas horas del día, Matta Clark intervino directamente sobre los edificios y a Hans Haacke casi le cuesta la exposición del Guggenheim su mítica obra sobre el negocio de la especulación inmobiliaria en Nueva York. Hace poco Damián Ortega colocaba mil setecientos ladrillos en Materia en reposo, Mona Hatoum los curvaba y Patrick Hamilton buceaba en el libro en el que se basó la política económica de Pinochet.
Algo tiene este paralelepípedo de arcilla cocida que hace que unos y otros vuelvan constantemente sobre él. Materia prima fundamental en la construcción, su nombre pasó hace una década a asociarse con la crisis financiera. Ese es el hilo del que tira Postcrisis, una exposición en siete espacios independientes de Madrid en la que participan nueve artistas. Las instrucciones de salida son sencillas: producir una obra nueva en diálogo con el lugar inspirada –física o simbólicamente– en el ladrillo. Detrás están Cati Bestard, Marta Sesé y Louis-Charles Tiar, equipo curatorial de la galería Dilalica que abrió hace escasos meses en Barcelona. Salen ahora de sus muros –lo hicieron también con Archivo Rastro en el Centro Complutense– con una Ayuda del Ayuntamiento de Madrid y con todas las obras a la venta.
La selección de los espacios no es casual. En los últimos años han florecido muchas propuestas independientes promovidas, en su mayoría, por artistas y comisarios desde sus estudios y entornos domésticos. Algunas después de diez años siguen en activo (hace poco hablábamos en estas páginas del ejemplo de Halfhouse en Barcelona) y otras han ido abriendo, cerrando o transformándose en otros proyectos. En Madrid se han concentrado en los barrios del sur de la ciudad, con Carabanchel a la cabeza, donde, además de talleres de artistas, empiezan también a abrir galerías (Sabrina Amrani tiene allí un local impresionante) y ya van tres ediciones del festival Art Banchel. “Los espacios son una capa más de Postcrisis –cuenta Marta Sesé–, nos interesaba que fueran lugares en los que se organizaran exposiciones y actividades con cierta continuidad, una vía de escape para producir cultura en un momento en el que las instituciones no pueden asumir toda la programación”. Otra de las capas son los propios materiales de construcción. “Conectamos a Francisco Hernández Olivares, de la Escuela de arquitectura de Madrid, con los artistas participantes para que pudieran ampliar su conocimiento sobre ellos y también visitamos una fábrica de ladrillos”.
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